La nariz es una de las estructuras más visibles del rostro y, por eso, también una de las que más influye en nuestra imagen. Cuando su forma o proporciones no armonizan con el resto de la cara, muchas personas optan por una rinoplastia, una cirugía que permite remodelar la nariz y mejorar tanto su aspecto estético como su función respiratoria.
A continuación os explico cómo se hace la rinoplastia, qué técnicas se utilizan, cuánto dura, y cuáles son sus principales beneficios.
Técnicas de rinoplastia
Abierta
La rinoplastia abierta es la técnica más utilizada en los casos en los que se requiere una modificación estructural más compleja, por ejemplo, cuando hay que cambiar la forma de la punta nasal, corregir desviaciones marcadas o realizar injertos de cartílago.
El cirujano realiza una pequeña incisión en la columela, la parte de piel que separa los orificios nasales, además de otras incisiones internas. Esto le permite levantar la piel del dorso nasal y acceder directamente a los huesos y cartílagos, con una visión completa de la estructura.
Aunque deja una cicatriz mínima, esta suele hacerse prácticamente invisible con el paso del tiempo. La gran ventaja de esta técnica es la precisión y control total.
Cerrada
La rinoplastia cerrada, por su parte, es menos invasiva y se realiza con incisiones internas, sin necesidad de abrir la columela. Se utiliza sobre todo cuando los cambios a realizar son más leves o están centrados en la parte superior del dorso nasal.
Su principal beneficio es que no deja cicatriz visible y el tiempo de recuperación suele ser más corto. Sin embargo, requiere una gran habilidad por parte del cirujano, ya que el campo de visión es más limitado y el trabajo se realiza a ciegas en algunos puntos.
Cómo se hace una rinoplastia paso a paso
1. Anestesia
El primer paso es la administración de anestesia. Aunque depende un poco del caso, por lo general va a ser siempre anestesia general. La anestesia general es la opción más habitual porque permite que el cirujano trabaje con total precisión mientras el paciente está completamente relajado y sin dolor.
2. Separación de piel
Una vez que la anestesia hace efecto, se realizan las incisiones necesarias según la técnica elegida (abierta o cerrada). Luego, procede a separar cuidadosamente la piel del hueso y del cartílago subyacente.
Este paso lo hacemos con gran delicadeza, ya que la piel nasal es muy fina y cualquier daño podría afectar al resultado final. La idea es dejar al descubierto la estructura ósea y cartilaginosa que se va a remodelar.
3. Remodelación e injertos
Con la estructura nasal a la vista, el cirujano modifica la forma de los huesos y cartílagos para conseguir la nueva apariencia deseada. Puede reducir una giba (joroba nasal), estrechar el dorso, definir la punta o corregir desviaciones del tabique. En algunos casos, también se realizan injertos de cartílago (generalmente del propio paciente, tomados del tabique o de la oreja) para dar soporte o proyección a determinadas zonas.
El objetivo no es solo estético. Una rinoplastia bien planificada también busca mantener o mejorar la función respiratoria, asegurando que el aire fluya correctamente por las fosas nasales.
4. Suturas
Una vez remodelada la estructura interna, el cirujano comienza el proceso de suturar las incisiones internas o externas. En las rinoplastias abiertas, se utilizan suturas muy finas y absorbibles para minimizar las cicatrices. Las suturas se colocan con precisión para evitar tensión en la piel y asegurar una buena cicatrización.
5. Cierre de las incisiones
Tras la sutura, se recoloca la piel sobre la nueva estructura nasal. El cirujano comprueba que el resultado sea simétrico y que la nariz mantenga una forma armónica con el rostro.
En este punto se aplican los puntos finales y, si se ha utilizado la técnica abierta, se realiza una revisión minuciosa para garantizar que la columela cicatrice correctamente.
6. Fijación
Para mantener la nueva forma durante la fase de recuperación, se coloca una férula o yeso nasal externo, que cubre la nariz y la protege durante la primera semana. En ocasiones también se colocan pequeños tapones o láminas internas para estabilizar el tabique y reducir el sangrado.
Estos elementos se retiran en la primera revisión postoperatoria, que suele realizarse entre los 7 y 10 días después de la cirugía. Con todo esto ya sabríamos cómo se hace una rinoplastia.
¿Cuánto tiempo dura el proceso de una rinoplastia?
Una rinoplastia suele durar una hora, pero si el caso es complejo (y dependiendo si es una rinoplastia abierta o cerrada) se puede alargar una hora más. Las rinoplastias cerradas y sin correcciones estructurales mayores suelen requerir menos tiempo, mientras que las abiertas o reconstructivas pueden alargarse un poco más.
Tras la cirugía, el paciente pasa un breve periodo en observación antes de poder regresar a casa el mismo día o al día siguiente.
Aunque el procedimiento quirúrgico no es excesivamente largo, hay que tener en cuenta que la recuperación completa puede extenderse varios meses, ya que la inflamación nasal tarda tiempo en desaparecer por completo.
Beneficios de la rinoplastia
Los beneficios de una rinoplastia no son solo estéticos y es que, aunque es cierto que su principal objetivo suele ser armonizar el rostro y mejorar la confianza, los resultados también pueden tener un impacto positivo en la salud y la calidad de vida. Algunos de los beneficios más destacados son:
- Corrección de defectos estéticos. Permite afinar la punta, reducir una giba o mejorar la simetría facial.
- Mejora funcional. Muchas rinoplastias corrigen desviaciones del tabique que dificultan la respiración, con lo que se consigue un flujo de aire más libre.
- Aumento de la autoestima. Los pacientes suelen sentirse más seguros, cómodos y satisfechos con su imagen.
- Una rinoplastia bien realizada mantiene su forma con el paso de los años.
- A diferencia de otras cirugías, el periodo de reposo suele ser corto y se tolera bastante bien.
Además, los avances en técnicas quirúrgicas permiten hoy obtener resultados muy naturales, sin ese aspecto «operado» que antes podía percibirse en algunos casos.
¿Es permanente la rinoplastia?
Sí, la rinoplastia es permanente, aunque conviene matizar algunos detalles. Los cambios que se realizan en hueso y cartílago son estructurales y duraderos, por lo que no desaparecen con el tiempo. Una vez que la nariz cicatriza y se estabiliza (lo que suele ocurrir entre los 6 y 12 meses), el resultado final se mantiene de forma indefinida.
No obstante, hay factores que pueden influir en la evolución a largo plazo, como el proceso natural de envejecimiento, la calidad del tejido o algún golpe accidental. Con el paso de los años, la piel puede volverse más fina o perder firmeza, pero la estructura remodelada seguirá siendo la misma.
En algunos casos, los pacientes solicitan una rinoplastia secundaria o de retoque, no porque el resultado desaparezca, sino para ajustar pequeños detalles o perfeccionar la forma final. Esto es completamente normal y, cuando se hace con cuidado, mejora aún más la armonía del rostro. En resumen, la rinoplastia es una cirugía permanente, y su éxito depende tanto de la técnica quirúrgica como del cuidado posterior y de la elección de un cirujano con experiencia.
Recuerda, saber cómo se hace una rinoplastia, qué técnicas existen y cómo es el proceso completo te permite tomar una decisión informada y realista.





